COLEGIO PÚBLICO DE ABOGADOS DE LA CAPITAL FEDERAL
Dichos agraviantes y explicaciones "incorrectas"
En los últimos días nuestro Colegio Público de Abogados de la Capital Federal observa con extrema preocupación determinados comportamientos que se dan de bruces contra el buen gusto, la ética y el derecho a la información veraz.
El debate político es una sana costumbre en la sociedad democrática moderna. Esa meta es la que se debe perseguir con mayor énfasis, para darle sentido a la institucionalidad que debemos todos los ciudadanos defender.
Sin embargo, asistimos azorados a comportamientos extremos en una corroída sociedad en la cual la crítica inconsistente, la chabacanería, las injurias o calumnias fáciles y la mala calidad parecieran haber ganado un protagonismo que nunca debieron haber conseguido.
En la misma dirección también leemos, vemos o escuchamos a otros brindando públicamente información sesgada, deformada o parcializada, sea por su ignorancia, por intereses personales o militancia partidaria, lo que lleva a conclusiones erradas o equívocas a quienes resulten desprevenidos receptores de la falaz información.
Máxime cuando esos comportamientos parten de abogados que no respetan así, las normas de ética ya no solo profesional sino social.
Para entender el debate, hay que entender el propósito; el único propósito debe ser la protección de las garantías constitucionales acordadas a TODOS; no sólo las de los grandes grupos de poder, ni la de personajes con alguna fama. Tampoco sirven las declaraciones grandilocuentes, carentes de contenido técnico pero llenas de efectismo.
Respetar la ética profesional implica comportarse ante el cliente y la sociedad, con lealtad, probidad y buena fe. Los tres pilares fundamentales de la ética abogadil.
En ese contexto, llamamos a la reflexión profunda a todos nuestros matriculados, para elevar la calidad institucional del debate; para jerarquizar la opinión profesional ante los medios periodísticos pero por sobre todas las cosas, para brindar certeza y seguridad a la población quienes son los que depositan diariamente su confianza en nuestra guía.
Por todo ello sostenemos que tanto vociferar, agredir y/o confundir sobre las aptitudes de otros colegas o ciudadanos, y/o sobre letra y/o el espíritu de las leyes no hace a nuestra voz más fuerte; la fortaleza de nuestra voz se encontrará cuando todos podamos decirle a todos, en un marco de integridad y legalidad absoluta, lo que sirva para construir una Nación más fuerte y plural.