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Buenos Aires, Miércoles 01 de Febrero de 2006
AÑO: LXXX | Edicion N°: 20614


Ley_19550
Ley_22315
Decreto_1493
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POLITICA ECONOMICA
Panorama de Argentina

Contexto internacional

* Los pronósticos de crecimiento económico mundial, y en particular, de Latinoamérica, para el 2006 son muy positivos. Los presidentes de los bancos centrales del G-10 anticipan un mayor crecimiento que el año anterior, lo cual indica que seguramente persistirán los ajustes progresivos de las tasas de interés y los buenos precios de las commodities.
Como contrapunto, finalmente se concretó el tan anunciado fracaso de la reunión ministerial en Hong Kong. Durante este año están previstas las últimas dos reuniones previas a la expiración del fast track otorgado por el Congreso al presidente de los Estados Unidos para negociar acuerdos comerciales. Los resultados, muy probablemente, no sean positivos. Tanto la Unión Europea como los Estados Unidos han participado activamente en la celebración o profundización de acuerdos bilaterales en sus respectivas zonas de influencia, lo cual permite inferir que el progreso en la liberalización multilateral, de concretarse, será muy acotado.

En los hechos, la mayoría de los países latinoamericanos firmaron -o esperan firmar- acuerdos con los Estados Unidos, quedando exceptuado MERCOSUR, Venezuela y Bolivia. La Latinoamérica de países pequeños y México, por una parte; y por la otra, el MERCOSUR y Venezuela, marcan la fragmentación. Casos particulares son Colombia y Bolivia, en los que la producción y el tráfico de droga determinan la dinámica política interna y, consecuentemente, su vinculación internacional. El reciente y aplastante triunfo de Evo Morales en Bolivia, y la potencial reelección de Uribe en Colombia, es un reflejo de las opciones de dichos países.
A lo anterior hay que sumarle el dominó de elecciones presidenciales en todo el subcontinente, que marca al 2006 como un año de redefiniciones estratégicas. Evidentemente, las elecciones en Brasil y Chile son cruciales para Argentina. En el primer caso, porque el gobierno del Brasil podría tentar suerte con una política económica más expansiva que la llevada a cabo hasta el momento, en especial, luego de la cancelación de deuda con el FMI. En el otro caso, y aun cuando nadie espera ningún cambio drástico de rumbo, el arribo de Bachelet podría ser una etapa superadora de la vinculación del país trasandino con el MERCOSUR, y afectar positivamente los debates internos en el Uruguay.

Contexto político nacional

* Como se señalaba en el número del mes pasado, el problema de la supuesta hegemonía no estaba en el exceso del gobierno, sino la ausencia de la oposición. Esto fue ratificado por el debate parlamentario en torno a la reforma del Consejo de la Magistratura. El freno al avance presidencial, en parte simbólico -los medios, la sociedad-, y en parte efectivo -posponer hasta el mes próximo su tratamiento en Diputados-, podría llegar a convertirse en un reacomodamiento interno contemporáneo de fuerzas en los distintos bloques.
Por una parte, queda definir el rol del Frente para la Victoria en el PJ: ¿corriente interna o marco amplio de coalición de centro izquierda?. Esto no es simple de resolver, debido, entre otros factores, al papel que juega el poder territorial del PJ, el cual es mucho más conservador que el enfoque de la Casa Rosada. Por otra, el debate inconcluso sobre el futuro de la UCR, y del combinado Pro-Sobisch-Provinciales. Hasta el momento, todo indica que la suerte para el 2007 está echada, salvo en caso de grave crisis económica-social y escándalo político -corrupción-. Dado que los indicios de crisis y grave escándalo no aparecen por ninguna parte, se prevé que el PJ gane la Presidencia nuevamente. En consecuencia, el entorno político del 2006 será muy complejo, quizás hasta despiadado, y es en esta clave que deben leerse los análisis que se realizarán con el paso de los meses.

Política económica

En lo estrictamente económico, y luego de confirmarse la excelente evolución de la economía en 2005, las cuestiones más importantes fueron el pago al FMI y la inflación.
En cuanto a la cancelación de la deuda con el FMI, el mes anterior analizamos algunos aspectos del impacto que tendría la operación, tanto desde la perspectiva económica, como de la política local e internacional. Resaltamos que, si bien el impacto monetario y financiero es neutro, la decisión reduce las turbulencias que se habrían generado por las duras negociaciones con el FMI. Hay que tener en cuenta que el enfoque del staff del organismo en cuanto a la política monetaria es muy diferente al del gobierno. El debate mediático y la confrontación era inevitable; al mismo tiempo, no se sabía a ciencia cierta si se iba lograr firmar un acuerdo realista. En consecuencia, este aspecto poco positivo se despejó. Queda como residuo las cuestiones pendientes vinculadas a los efectos negativos no resueltos de la crisis del 2001, que se espera sean resueltas desde una perspectiva nueva. Un efecto positivo adicional fue la coordinación con el Brasil, y algo que se comenta en el Panorama Internacional, la posibilidad que Lula transite un camino de convergencia hacia una política monetaria más laxa y razonable con sus objetivos políticos y sociales. En definitiva, Argentina no se hizo más parecida al Brasil, sino lo contrario; lo cual es absolutamente razonable en términos de economía política.
La inflación, por su parte, fue elevada al primer puesto en las preocupaciones del gobierno y de una parte de la población. Cabe destacar, sin embargo, que por el momento, a la mayoría de los argentinos le preocupa mucho más el empleo y el salario que los potenciales efectos de la inflación. También es cierto que las aceleraciones inflacionarias no son neutras, y que habitualmente los gobiernos son sorprendidos por este fenómeno. En otros términos, la preocupación es un paso hacia fuera del escenario del realismo mágico latinoamericano.
En la lucha para contener el alza de precios, una de las claves es la prudencia en el aumento del gasto público y el nivel de superávit fiscal consolidado. La otra es la administración de la política de ingresos, fundamentalmente salarios y precios sensibles. De ambas depende que la nueva política monetaria basada en objetivos múltiples con una mira precisa sobre el agregado monetario M2 no sea desbordada. El Banco Central no tiene fuerzas suficientes para evitarlo. No es una cuestión de falta de compromiso, sino de objetivos y de instrumentos de política económica. En cuanto a la administración de precios, si la misma se hace con el objetivo de transparentar mercados y fomentar la competencia, es un instrumento muy conveniente, aunque claramente limitado en términos macroeconómicos. En pocas palabras, se hará necesario que el gobierno subejecute gasto, y avance en una reforma del estado que lo haga más eficiente.
En cuanto al programa monetario 2006, el mismo es consistente con el resto del programa económico, algo de suyo indispensable. Esto, aunque parece una verdad de Perogrullo, ha sido ampliamente burlado en la historia contemporánea del país; por lo tanto, ratificar que los objetivos e instrumentos monetarios se amalgaman con el presupuesto 2006 y los delineamientos generales de la política del gobierno, es una buena noticia. Sin embargo, cabe destacar que es probable que el gobierno los utilice para funcionar más cerca del techo, que del piso, en cuanto a tasa de inflación y crecimiento del PIB. Esto obliga a hacer un llamado de atención, aunque sin alarmismo alguno. Como se ha reiterado en esta columna, es correcto optar por esta combinación, pero si y solo sí el gobierno está decidido a poner el freno a aquellos reclamos que pongan en peligro este delicado equilibrio.

En síntesis, durante el año 2006 la economía argentina tendrá un buen comportamiento desde el punto de vista macroeconómico, mucho más por virtud propia que por el tan citado viento de cola. Basta mencionar la diferente performance de Argentina y Brasil. Como es lógico, hay desafíos, pero el gobierno parece haberlos reconocido como tal, y cuenta con los instrumentos para lograr resultados satisfactorios.

Elaborado por un equipo de investigadores, profesores, jóvenes graduados y alumnos de la carrera de economía que integran el Taller de Economía Aplicada de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad del Salvador

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